"El destacado sociólogo y economista español visitó Chile
para ver de cerca el estallido social que sacude al país hace ya casi un
mes. El académico explicó que el fenómeno no es algo excepcional, sino
que es una tendencia global y, a su juicio, el gran problema es el
capitalismo, "que si bien genera crecimiento, produce mucha desigualdad,
lo que lo hace muy inestable y con cuadros de crisis recurrentes". Bajo
esa premisa, el intelectual apuntó a una "crisis de la gestión de la
crisis” producto de la falta de credibilidad y legitimidad de las
instituciones y procedimientos democráticos.
A raíz de esto, dijo, "se
produce un bloqueo y los ciudadanos, al advertir eso, optan por salirse
del marco, lo desbordan y ahí vienen las explosiones sociales". Para
Castells, la única forma para superar la crisis es "intentar tender
puentes entre las fuerzas políticas de gobierno y oposición, izquierdas y
derechas, para encauzar lo que sucede, a través de acuerdos dónde todos
cedan y siempre de manera transparente".
A pesar de que, ante la coyuntura nacional, el equipo
organizador de Puerto de Ideas Valparaíso decidió cancelar el Festival,
el destacado sociólogo y economista español Manuel Castells decidió
mantener en pie su concurrencia y realizó una conferencia titulada "La crisis global de la democracia liberal", la que originalmente estaba programada como actividad inaugural del encuentro.
El profesor emérito de Sociología de la Universidad de California,
Berkeley y profesor de Comunicación en la Universidad del Sur de
California visitó el país y comentó, en entrevista con El Mercurio, la
"tormenta social" por la que atraviesa Chile.
Durante su exposición Castells, señaló que lo que ocurre en Chile, el estallido social, no es algo excepcional,
sino que es un fenómeno global. A juicio del sociólogo, esto se debe a
que actualmente "el capitalismo exhibe una inestabilidad de los mercados
financieros globales como fruto de la crisis del 2008, que ha tenido
grandes repercusiones que, entre otras cosas, han llevado a un recorte
masivo del gasto social y a una disminución de las redes del Estado de
bienestar".
Lo anterior, según señala Castells, ha puesto en el centro de la
discusión las cuestiones propias de la desigualdad, "que ha crecido
enormemente en el mundo, aunque en Chile haya disminuido un poco".
Para fundamentar esto último, el sociólogo cita el índice que mide la
desigualdad en los países, el índice de Gini, que en el caso de Chile
se sitúa muy por sobre el de países de la OCDE. "Por lo tanto,
el gran problema del capitalismo es que si bien genera crecimiento,
produce mucha desigualdad, lo que lo hace muy inestable y con cuadros de
crisis recurrentes", señaló al matutino.
La desigualdad es la clave del descontento y, de acuerdo a lo
señalado por Castells, "esto genera condiciones de insatisfacción", sin
embargo, no es lo único. "También concurren causas propiamente políticas
y sistémicas. El tipo de democracia liberal en que nos encontramos
también forma parte de este cuadro de crisis, y no verlo sería simple
miopía", destacó.
El intelectual asegura que la democracia se ha ido debilitando
fuertemente en ciertos lugares del planeta. "Pensemos en América
Latina", dice, "donde la mayor parte de los países la ha conseguido a
costa de sangre, sudor y lágrimas. Si observamos los datos,
vemos que la gran mayoría de las poblaciones en estos países no cree en
las instituciones que los representan. Hay una falta de confianza en la
democracia liberal tal y como esta existe", explicó.
Paradoja
Respecto a la falta de confianza en la democracia, Castells dice que
nos encontramos en una paradoja ya que, a su juicio, "a las personas no
les gusta la democracia en que les toca vivir y es verdad que en aquello
los políticos son responsables, pero me parece que se exagera".
"Algunas de las críticas a los dirigentes políticos me resultan algo
injustas. No todos son corruptos, no todos son oportunistas, no todos
están vendidos a poderes financieros; sin embargo, la gente lo piensa
así y hay que lidiar con ello", comentó.
Bajo esa premisa, apuntó a las redes sociales. "Son manipulación de
información, sin filtros profesionales, que han adquirido enorme
importancia en campañas políticas", argumentó comparándolas con los
medios tradicionales, a los que les queda solo una esperanza: "la
credibilidad", dice.
Dignidad
Un plano aéreo de la Plaza Italia de Santiago muestra un gigantesco
rayado que dice "dignidad", el concepto es clave y es común verlo en
pancartas de manifestantes e incluso en gritos como "el pueblo, el
pueblo, el pueblo dónde está, el pueblo está en la calle pidiendo
dignidad".
Para Manuel Castells, movimiento tras movimiento, sin comunicarse
entre ellos, la demanda central con palabras distintas en cada idioma ha
sido solo una: dignidad.
"Llego a Chile y las personas con las que he hablado, de diferentes
sectores, me dicen exactamente lo mismo. Hay que ver bien cuál es el
concepto que hay detrás, pero para mí dignidad quiere decir el
reconocimiento de que soy un ser portador de derechos y que, en términos
políticos, me tienen que rendir cuentas y respetar", apuntó.
"Por eso, sin educación, salud, sueldos mínimos, empleos, la dignidad es un concepto vacío. Dignidad es la más profunda referencia a la calidad de ser humano que tenemos las personas" señaló el sociólogo.
Navegar en medio de una tormenta
Sin duda el mundo político tiene una tarea de alta complejidad, la
que se compara con "navegar en medio de una tormenta", dice Castells,
pero sí se puede lograr, asegura.
¿Cómo? Según dijo en la entrevista, la clave para superar este tipo
de crisis está en la gestión política. "Lo que suele presentarse es una
'crisis de la gestión de la crisis', producto de la falta de
credibilidad y legitimidad de las instituciones y procedimientos
democráticos". Pero, si los instrumentos para gestionar la crisis no
tienen legitimidad, no existen o están desestructurados, "no podemos
hacer nada", sentencia.
A raíz de esto "se produce un bloqueo y los ciudadanos, al advertir
eso, optan por salirse del marco, lo desbordan y ahí vienen las
explosiones sociales".
Para Castells, la única forma para superar la crisis es "intentar
tender puentes entre las fuerzas políticas de gobierno y oposición,
izquierdas y derechas, para encauzar lo que sucede, a través de acuerdos
dónde todos cedan y siempre de manera transparente".
Violencia en las manifestaciones
Respecto a los hechos de violencia, Castells dice que lo que ahora
estamos viendo, en una segunda oleada de insatisfacción ciudadana que
empieza más o menos hace un año, "es que en países donde no ha
habido casi ninguna respuesta ya no se presentan movimientos
articulados: vemos explosiones sociales donde la gente no puede más, y
dice “basta”.
Eso sí, comenta que las explosiones sociales no tienen por qué ser en
sí violentas. "Pero no podemos negar que esta existe, y la razón
parecería ser que hay quienes piensan que si no emprenden acciones más
duras, nadie les hará caso. Y procuran ocupar sitios simbólicos,
interceptar comunicaciones, etc. La diferencia con hace pocos años es que ahora las personas no tienen miedo".
Finalmente, frente al actual de las fuerzas policiales, muchas veces
calificado como excesivo y que viola los Derechos Humanos, Castells
recomienda que se debe tener mucho cuidado en la forma de contener la
violencia en los márgenes de esas protestas sociales.
"Evitar por todos los medios que se convierta en un elemento que
acelere y radicalice las manifestaciones, haciendo entonces que la parte
más amplia de los que protestan pacíficamente se añada a la violencia.
Hay que saber cómo se reprime y para ello existen tácticas
sofisticadas", concluyó." (Entrevista a Manuel Castells, El Mostrador, 17/11/19)
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