"El 1 de enero de 2017, Finlandia comenzó el experimento más cuidadoso de renta básica
llevado a cabo en un país desarrollado.
Se seleccionó al azar a dos mil
desempleados de larga duración, de edades entre 25 y 58 años, que eran
en ese momento receptores de una prestación, sometida a evaluación de
medios económicos, de renta minima de 560 euros mensuales. Durante dos
años se les otorgó esa misma cantidad incondicionalmente, sin atender a
con quién estaban viviendo, cuánto ganaban y si estaban buscando
activamente empleo.
El experimento concluyó, tal como estaba
planeado, el 31 de diciembre de 2018. Puesto que los investigadores
querían observar a los sujetos con la mayor tranquilidad posible,
anunciaron que publicarían su informe final tan solo después de que
pudieran recogerse y analizarse todos los datos administrativos. Este informe se publicó el 6 de mayo.
Pregunta clave
Una
pregunta clave a la que se proponía responder el experimento era si el
carácter incondicional de la prestación impulsaría o deprimiría la
participación de los beneficiarios en el mercado de trabajo. ¿Mejoraría
esta, como consecuencia de que no se redujera o perdiese al empezar un
trabajo? ¿O aminoraría la participación, como consecuencia de que los
beneficiarios ya no se vieran forzados a seguir buscando un trabajo o a
aceptarlo cuando lo hubiera disponible?
En el primer año del experimento, tal como queda documentado en
un informe preliminar publicado el año pasado, fue ligeramente positiva
la diferencia en dias de trabajo —aquellos en los que al menos se ganan
23 euros gracias a un salario o al autoempleo— con respecto al grupo de
control, pero no estadísticamente significativa. Algunos temían, no
obstante, que la pertinencia de conjunto del experimento quedara hecha
trizas como resultado de una reforma de política social de envergadura
que entró en vigor precisamente al inicio del segundo año.
El 1 de
enero de 2018, el gobierno finlandés de centro-derecha introdujo el
llamado ‘modelo de activación’, una reforma general de los programas de
prestaciones sometidas a evaluación de medios económicos que los hacía
mucho más restrictivos: si los receptores de prestaciones no lograban
trabajar un número suficiente de horas o seguir una formación adecuada
en cada distrito, sus prestaciones iban a ser reducidas en cerca de un
5%.
Esta reforma, anulada por el actual gobierno de Finlandia,
estuvo en vigor a lo largo del segundo año del experimento y se ha
aplicado, a comienzos del año, a cerca de dos tercios del grupo de
control. Se aplicó también a algo menos de la mitad de miembros del
grupo experimental, porque podrían reclamar, además de su renta básica,
prestaciones por hijo sometidas a evaluación de medios económicos, de
unos 150-300 euros, de acuerdo con el número de hijos a su cargo, y
prestaciones de vivienda, con evaluación de medios económicos, de hasta
600 euros o más, de acuerdo con su lugar de residencia.
El empleo
subió en ambos grupos del primero al segundo año. Es imposible decir en
qué medida se ha debido al ‘modelo de activación’, puesto que no se
llevó ningún experiment al azar. Sin embargo, sea grande o pequeño, este
efecto era necesariamente más significativo en el grupo de control que
entre los receptores de la renta básica, pues pocos de estos últimos se
sentían concernidos por la restricción de esta condicionalidad.
La
pregunta se convierte entonces en: la puesta en práctica de este modelo
de activación, con su énfasis mayor en el control que en el grupo
experimental, ¿invalidó la ligera ventaja de los receptores de la renta
básica en términos de participación en el mercado laboral? No la
invalidó. Por el contrario, la brecha se amplió considerablemente y se
volvió estadísticamente significativa: en el segundo año, los receptores
de la renta básica trabajaron de media seis días más al año que los
individuos del grupo de control. Y si no hubiera tenido lugar la reforma
de activación, se puede conjeturar de manera segura que este
diferencial habría sido incluso mayor.
Efecto estructural
¿Basta
esto para mostrar que una renta básica incondicional es una buena idea?
Por supuesto que no. Apenas contribuye siquiera a mostrar si una renta
básica incondicional, introducida a esa escala en el marco actual de
Finlandia, sería económicamente sostenible.
Ningún experimento al
azar puede ayudarnos con esa pregunta sin incluir en la muestra a gente
que actualmente está trabajando y a la que se le habilitaría —según lo
planeado— para reducir su tiempo de trabajo o tomarse un descanso,
gracias a la renta básica. Tampoco podemos responder la pregunta sin
tener en cuenta las implicaciones que debería tener una renta básica
generalizada para las características fiscales, de los cuales no se hizo
ninguna simulación en el experimento.
Lo que es importantísimo es
que la sostenibilidad a largo plazo de una generosa renta básica
incondicional descansa menos sobre el impacto inmediato en la población
activa que en el efecto estructural sobre la salud, habilidades y
motivación que pueden esperarse de un ir y venir más regular de por vida
entre el empleo, la educación y las actividades voluntarias.
Al
mostrar un impacto positivo sobre el empleo, el experimento no demostró
la sostenibilidad económica de una renta básica de 560 euros,
condicionalmente complementada en los diversos modos antes mencionados.
Tampoco se suponía que debiera hacerlo. Pero produjo interesantes
resultados que estimularán más reflexiones acerca de cómo introducir
gradualmente una renta básica y las medidas de acompañamiento que
facilitarían la transición.
Un resultado llamativo, por ejemplo,
es el relativo a la cuarta parte de aquellos sujetos con lengua maternal
distinta del finés o el sueco. En esta categoría, que consta
principalmente de inmigrantes recientes, los receptores de la renta
básica trabajaron de media trece días más que el grupo de control
correspondiente, mientras que la diferencia era sólo de 3,6 días para
los demás.
También significativo es que el efecto positivo se dio
menos en Helsinki (1,8 días más de empleo) que en los municipios rurales
(7,8 días más), donde las prestaciones de vivienda con evaluación de
medios económicos son menos frecuentes y más reducidas y, por lo tanto,
la trampa del desempleo restante es menos profunda. Por contraposición,
pese a la disponibilidad de prestaciones por hijo con evaluación de
medios económicos, el efecto positivo del régimen de renta básica fue
mayor en hogares con hijos (13,7 días más) y para los padres/madres
solteras (9,5 días) que en hogares sin hijos (1,6 días más).
Percepciones subjetivas
No
menos interesantes son los resultados que se basan en un estudio
realizado al final del segundo año con miembros de los grupos
experimentales y de control. Estos resultados se habían registrado ya en
el informe preliminar a la luz de entrevistas en profundidad. Apareció
una diferencia estadísticamente significativa en favor de los receptores
de la renta básica en su percepción subjetiva de la salud y el estrés, y
de su confianza en otras personas e instituciones.
Hacer más
fácil para los excluidos el acceso al mercado de trabajo constituye una
finalidad importante de la reforma de la renta básica. Pero no significa
en absoluto que sea la única. Su objetivo más amplio estriba en hacer
más resiliente y justa nuestra sociedad, al incrementar la seguridad
económica y la libertad de elección de quienes tienen menos de esto.
Hace cuatro años, Suiza
organizó un valiente referéndum nacional sobre una propuesta de renta
básica muy audaz. Unos cuantos meses más tarde, comenzó Finlandia un
experimento cuidadosamente diseñado para la vida real en una version
bastante más modesta. Cualesquiera que fuesen sus limitaciones, este
experimento proporciona material de reflexion y actuación a todos los
que creen que la renta básica es el camino a seguir.
Y cuando la
pandemia resquebraja la seguridad económica de tantos en todo el mundo,
hay más gente así que nunca. ¡Gracias, Finlandia!"
(Philippe van Parijs
, miembro del Consejo Editorial de Sin Permiso. Fundador de la
Basic Income European (desde 2004 Earth) Network (BIEN). Profesor de la
Facultad de Ciencias Económicas, Sociales y Políticas de la Universidad
de Lovaina (UCL), Sin Permiso, 10/05/20)
"El primer ensayo de renta básica nacional de Europa
auspiciado por un gobierno apenas ha estimulado la búsqueda de trabajo,
pero sí sirvió para mejorar el bienestar mental de los receptores, así
como su seguridad y satisfacción con la vida.
Estas son algunas de las
conclusiones del primer gran estudio del experimento llevado a cabo por Finlandia entre 2017 y 2018, que en el contexto de la pandemia del coronavirus ha vuelto a generar un gran interés.
"Los
receptores de una renta básica están más satisfechos con sus vidas y
presentan menores niveles de estrés que el grupo de control formado por
desempleados de la misma franja de edad que no percibieron esta ayuda", señala el estudio llevado a cabo por un grupo de expertos de la Universidad de Helsinki. "También tienen una percepción más positiva de su bienestar económico".
Las conclusiones de este estudio se han dado a conocer en
un momento en el que las devastadoras consecuencias económicas de la
pandemia del coronavirus, entre ellas, un aumento del desempleo a nivel
mundial, vuelven a despertar el interés por los programas de renta
básica. En su tradicional discurso de Pascua, el Papa Benedicto XVI
indicó que "tal vez ha llegado el momento de sopesar la posibilidad de
una renta básica universal".
El mes pasado, el Gobierno español avanzó que quiere impulsar
una renta mínima para los hogares con menos ingresos "tan pronto como
sea posible". Un millón de familias se beneficiarían de esta medida. La
ministra de Economía, Nadia Calviño, afirmó que el gobierno socialista
espera que la renta mínima se convierta en "un instrumento permanente".
También
la primera ministra de Escocia, Nicola Sturgeon, dijo esta semana que
el virus y sus consecuencias económicas "me han acercado mucho más a la
convicción de que este es un momento propicio para la renta básica
universal".
El experimento de Finlandia,
llevado a cabo entre 2017 y 2018 y que despertó un gran interés en todo
el mundo, consistió en asignar una renta básica mensual de 560 euros
libres de impuestos a 2.000 desempleados de entre 25 y 58 años
seleccionados al azar, sin la obligación de tener que buscar activamente
trabajo y sin reducciones en la cantidad percibida si encontraban uno.
El
objetivo principal de este experimento era averiguar si una renta
básica servía de estímulo para que los receptores aceptaran trabajos
temporales o mal remunerados. Este ensayo no pretendía estudiar cómo
podía funcionar una renta básica universal porque los receptores
procedían en su totalidad de grupos muy específicos y la cantidad que
percibían no era suficiente para vivir.
No obstante,
el experimento finlandés fue seguido de cerca por otros gobiernos que
conciben una renta básica no sólo como una forma de conseguir que más
personas se incorporen a alguna forma de trabajo, sino también como una
vía para reducir la dependencia del Estado y recortar los gastos de los
servicios sociales. La idea ha ganado fuerza después de que se haya
pronosticado que la automatización podría amenazar hasta un tercio de los puestos de trabajo actuales.
Mayor satisfacción vital, menos estrés y depresión
Los
investigadores, que entrevistaron de forma exhaustiva a 81 receptores,
han concluido que si bien la experiencia difiere mucho de un
beneficiario a otro, en general estaban más satisfechos con sus vidas y
experimentaban menos estrés mental, depresión, tristeza y soledad que el
grupo de control. También han constatado un leve efecto positivo en el
empleo, particularmente en ciertas categorías, como las familias con
hijos, y han indicado que los participantes han obtenido mejores
resultados en otros indicadores de bienestar, como una mayor sensación
de autonomía, seguridad financiera y confianza en el futuro.
"Algunos
receptores afirmaron que esta renta básica ha tenido un efecto nulo en
su productividad, ya que en su área no había ofertas de trabajo que
coincidieran con su formación", indica la profesora Helena
Blomberg-Kroll, que ha liderado el estudio. "Sin embargo, otros
explicaron que con esta renta básica sí pudieron aceptar trabajos mal
remunerados que hubieran rechazado si fueran beneficiarios de otro tipo
de prestación incompatible con un empleo", señala.
"Algunos han indicado que esta renta básica les ha permitido recuperar la vida que tenían antes de perder el trabajo, y otros en cambio han explicado que este dinero les ha dado la posibilidad de rechazar trabajos mal remunerados y precarios, y esto ha aumentado su sensación de independencia", explica la investigadora.
"Algunos han indicado que esta renta básica les ha permitido recuperar la vida que tenían antes de perder el trabajo, y otros en cambio han explicado que este dinero les ha dado la posibilidad de rechazar trabajos mal remunerados y precarios, y esto ha aumentado su sensación de independencia", explica la investigadora.
El ensayo
también ha dado a los participantes "la posibilidad de intentar hacer
realidad sus sueños", dice Blomberg-Kroll, pues "los trabajadores
autónomos y los emprendedores tienen una opinión más positiva de la
renta básica, y algunos consideran que genera oportunidades para empezar
un negocio".
Este experimento también ha alentado a
algunos de los receptores a involucrarse más en la sociedad, por
ejemplo, mediante el voluntariado. "Algunos descubrieron que el hecho de
tener una renta mínima garantizada aumentaba sus posibilidades de
llevar a cabo tareas como cuidar de familiares o ayudar a sus vecinos",
señala uno de los investigadores, Christian Kroll.
"La seguridad de tener unos ingresos básicos garantizados les ha permitido llevar a cabo tareas con un significado especial, ya que los receptores han tenido la sensación de que la ayuda los legitimaba para este tipo de labores de servicio a los demás.
"La seguridad de tener unos ingresos básicos garantizados les ha permitido llevar a cabo tareas con un significado especial, ya que los receptores han tenido la sensación de que la ayuda los legitimaba para este tipo de labores de servicio a los demás.
Muchas de las personas que llevaron a cabo labores de voluntariado durante los dos años que duró el experimento se refirieron a estas labores como 'trabajo", añade.
Kroll afirma que las conclusiones del estudio apoyan los argumentos a favor y en contra de una renta básica. "Sin embargo, como todos hemos aprendido recientemente, la inseguridad no es una buena manera de vivir", afirma. "Aunque una renta básica no resuelve todos nuestros problemas de salud ni los problemas de la sociedad, sí se debe debatir si este tipo de programas son parte de la solución en momentos de dificultades económicas", concluye." (Jon Henley, eldiario.es, 10/05/20)
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