26/2/08

El arquetipo femenino, el eterno

“R. Sí. Además, escribiendo aquella obra me di cuenta de la importancia de los arquetipos. Aquí casi no hay personajes, sólo el de ella. Ella es el arquetipo de la mujer. No una mujer con tales o cuales rasgos, no: es la mujer, se refiere a todo el género femenino.

P. La mujer universal.

R. Claro. De toda edad, aspecto, carácter, geografía y origen económico o cultural.

P. Lo dice usted, que es el autor. Pero ¿hasta qué punto está seguro de que su público femenino lo capta así?

R. ¡Oooooh! He visto a muchas mujeres de muchos sitios emocionarse con esta pieza. En París, vino a verla una princesa y se emocionó. ¿Usted cree que las princesas se emocionan fácilmente? He visto mujeres que me felicitaban llorando, en Roma, en Nueva York, en Sidney, en Seúl y en Varsovia. La emoción era siempre la misma, daba igual el lugar.

P. Se diría que, tanto en su teatro como en su narrativa y en su pintura, usted teme la impureza, lo que sobra, lo gratuito, lo prescindible.

R. Absolutamente. Lo menos posible... es lo mejor. Por eso me gustan los escenarios desnudos, los actores neutros y poca acción. Se grita mucho y muy concreto en el teatro de hoy, no lo soporto.” (Gao Xingjian: “Frente a la locura del mundo, la soledad nos alivia y nos salva". El País, ed. Galicia, Cultura, 24/02/2008, p. 50/1)

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