"(...) R. Mire, estoy muy contento de poder hablar con la prensa italiana y
española para poder desvelar a nuestros socios del Sur el misterio de la
Francia de hoy [se ríe]: por qué Francia apoya a Alemania para que
tenga a Europa bajo su bota. Porque Alemania nunca hubiera podido
imponer su política de austeridad sin el acuerdo francés. Lo que dice mi
libro es que hay dos Francias.
Una es la Francia liberal e igualitaria
(dos tercios del país). Está en el corazón de la cuenca de París, con
estructura familiar liberal e igualitaria y que (ya sé que es
sorprendente) se asemeja mucho a Andalucía y la nueva Castilla, donde
está el corazón liberal y un poco anarquista de España. Tolerante y
descristianizada. Y esa es la Francia de la Revolución y el laicismo.
Pero hay otra Francia, la periférica (al oeste de los Pirineos, el sur y
el este de la región central, el Ródano, Lorena, Alsacia…). Ahí la
estructura familiar es troncal, al igual que todo el arco del norte de
España entre Cataluña y Galicia. En esta otra Francia, católica hasta
hace 50 años, antirrevolucionaria, monárquica, antisemita y vichista.
Ahora domina esta última germanófila, autoritaria y amante del euro y la
austeridad. Lo que yo pretendo es denunciar esa estafa.
P. Me parece que en el Sur estamos más inquietos a ese respecto con el Frente Nacional que no con la izquierda francesa.
R. El FN no es una amenaza para ustedes. Es horrible, sí. Pero la
cuestión es que la inversión es completa. Nuestra situación es como si
el FN dominara Andalucía o que el PSOE fuera fuerte en Castilla y León,
base histórica del franquismo.
P. ¿Es la laicidad la nueva religión de Europa?
R. Creo que tanta reivindicación de la laicidad demuestra que
atravesamos una crisis metafísica, religiosa. La reacción a los
atentados de enero fue inmensa, lo que sobrerrepresentó el fenómeno
terrorista. Pero el problema no es el islam, sino la crisis terminal del
catolicismo.
Francia vive en la ilusión de que es racional y moderna,
que progresa en libertad y valores positivos (emancipación de la mujer,
matrimonio homosexual…), pero detrás de toda esa satisfacción hay una
angustia subterránea porque por primera vez la humanidad vive sin
ninguna creencia metafísica.
P. ¿Acaso la religión es una necesidad intrínseca del ser humano?
R. La gente no puede vivir sin una creencia colectiva. El individuo
es otra cosa. El neoliberalismo es para mí una concepción religiosa
sobre el mercado absoluto. El fracaso económico, el fracaso del mercado y
del euro ha producido una crisis metafísica. Hemos elegido el islam
como objetivo de todos nuestros males. Eso nos permite comprender esa
movilización increíble, de fe colectiva…
P. En su libro critica duramente el “laicismo radical”.
R. El laicismo radical no es laicidad. Cuando yo era niño, en la
escuela laica había capellanes católicos y los viernes se comía pescado
aunque nadie supiera por qué. Era una escuela relajada respecto al hecho
religioso. Porque la laicidad no es una creencia negativa. Es más bien
indiferencia. La situación es hoy muy distinta y acusamos constantemente
a los militantes del islam.
P. ¿Cuál es el corazón de Europa?
R. Es Alemania. No hace falta ser antropólogo para saberlo. Alemania
en su estructura fundamental familiar es troncal y un tercio es
católico, así que un tercio es católica zombi [recientemente
descristianizado]. Esa parte es la que instintivamente defiende la
austeridad, la autoridad y la disciplina. Yo diría que el catolicismo
zombi es el fundamento ideológico de la eurozona.
P. Su idea de Europa es bien distinta al ideal europeo tradicional.
R. En toda sociedad occidental hay un Charlie durmiente que puede
despertar en cualquier momento. La eurozona está paralizada. Vive una
mezcla de crisis económica y religiosa porque el euro es el nuevo dios.
En el vacío de creencias hay que inscribir también los movimientos
secesionistas de Escocia y Cataluña. Es el intento de reconstruir la
identidad en esa nación periférica.
Hubo un sueño europeo, pero en 2015
tenemos ya la certeza absoluta de que el euro es un fracaso monstruoso,
aunque sigue siendo, todavía, una religión. Continuamos haciendo
sacrificios. Es una crisis religiosa en la crisis religiosa, y es en ese
contexto en el que todas las clases medias francesas, cuatro millones,
se movilizan [las manifestaciones en Francia reunieron a cuatro millones
de personas el 11 de enero contra los atentados]. Es la angustia.
Y lo
peligroso es que esa gente hipermovilizada no está preparada todavía
para abandonar el euro. Hay una gran obstinación en mantener esa
religión monetaria y hay una gran islamofobia en esas clases medias
movilizadas.
P. Tanto el islam como el judaísmo son religiones
minoritarias con escaso poder en nuestras sociedades. ¿Dónde está la
razón profunda de la islamofobia y el antisemitismo?
R. La posguerra europea, como la transición española, nos hicieron
perder la noción de la historia. Estamos viviendo la continuidad. Mire, a
mí me trastornó especialmente la matanza en el supermercado judío, el
Hyper Cacher. Resistí la tentación tras las matanzas antisemitas
anteriores.
Esta es la primera vez que escribo un libro en tanto que
judío. Porque es verdad que hay antisemitismo en los barrios y, sobre
todo, en los medios islamistas, pero soy historiador y sé que el único
continente que ha masacrado a los judíos es Europa. Jamás ha habido algo
parecido en el mundo árabe.
En mi libro trato de demostrar esa
interacción perversa entre la islamofobia y el antisemitismo. Más
islamofobia traerá más antisemitismo. Es una trampa de la neo-República,
en la que los débiles luchan unos contra otros. El catolicismo zombi en
el poder desciende de los antisemitas. (...)" (Entrevista a Emmanuel Todd, Sociología crítica, 06/07/2015)
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