"El Túmin surge en el año 2010, en la comunidad de Espinal, en el
estado mexicano de Veracruz, aunque en la actualidad se ha expandido a
otros estados de la república mexicana. Túmin significa dinero, entre
los indígenas totonacapan.
Surge como un proyecto autónomo, utilizando recursos locales y totalmente desligado de los poderes del gobierno. "El
proyecto se inspira en la autonomía de las comunidades zapatistas, y en
otras experiencias de monedas comunitarias, y se va afinando con
compañeros de la Red Unidos por los Derechos Humanos (RUDH) y
con maestros y estudiantes de la Universidad Veracruzana Intercultural
(UVI).
Asimismo, se toma la opinión de quienes son invitados a
participar con sus productos y servicios en el pueblo de Espinal, al
Norte del estado de Veracruz. Sin embargo, su construcción no es
demasiado abierta o pública debido a que se trataba de una idea nueva y
hasta cierto punto extraña en la región", nos cuenta Juan Castro Soto,
miembro de la Coordinación Nacional y fundador del Tumin, pero ante
todo, compañero y usuario de la moneda.
Las funciones del Túmin son variadas, y van más allá de la
relocalización económica. En un país como México, donde acuerdos de
libre comercio como el NAFTA han hecho más honda la brecha social, el
Túmin recupera la confianza entre personas, además de realizar una
crítica esencial al sistema capitalista.
Porque en palabras de Castro
Soto, "el Túmin tiene que ver con los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, así como civiles y políticos,
lo cual empodera a los participantes siempre que busquen formas de
satisfacer sus necesidades de producción y consumo, tanto de productos
como de servicios; generar redes de convivencia basadas en principios y
valores propios, que en este caso giran en torno a la empatía social y
no alrededor de lo material o del capital; poner en práctica estos
valores y principios como una forma hegemónica de pensamiento,
manifestada en una cultura o forma de vida nueva; trabajar en el
cuidado y conservación del entorno, mediante nuevos procesos productivos
y otros hábitos de consumo que frenen la actual depredación ambiental
de la que somos parte; ejercitar el poder político como personas y como
pueblos para vivir en libertad, justicia y fraternidad, lo cual no se
pide sino que se ejerce, lo que en la práctica significa muchas veces
desobediencia civil frente al orden establecido".
El colectivo del Túmin ha publicado su experiencia en Aceptamos Túmin. Mercado alternativo, Economía Solidaria y Autogestión
. En él explican cómo iniciaron la aventura, "diseñamos nuestro propio
sistema económico e imprimimos un dinero comunitario, el Túmin,
iniciando un proyecto autónomo con nuestros propios recursos, desligado
de la mano gubernamental y a contracorriente del sistema capitalista,
como parte de una revolución silenciosa y pacífica que se viene dando en
el mundo desde hace varias décadas".
La experiencia del túmin significa recuperar y/o generar espacios de
transacciones económicasy sociales a nivel comunitario que permanecen al
margen de la dependencia de la moneda nacional oficial, una moneda que
el túmin no puede ni quiere sustituir, sino complementar en determinados
intercambios de bienes y servicios.
No solamente eso,
"simultáneamente, y de forma mucho más importante para la dimensión
educativa de este proyecto, el túmin comienza a funcionar, a fluir y a
circular gracias a otra moneda, sumamente relevante para el futuro de
cualquier proyecto comunitario contra-hegemónico, la confianza, la
reconstrucción de redes de reciprocidad, ayuda mutua y solidaridad que
han sido sistemática y conscientemente destruidos por programas externos
de orientación asistencialista, individualizante y desmovilizante",
explican desde el colectivo tumista.
La moneda y los derechos humanos
México es el país que más denuncias de violaciones de derechos
humanos acumula de todo el continente americano, según el último informe
de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. "La liga con los
derechos humanos puede depender de lo que entendamos por éstos.
En lo
personal considero que estos son ante todo una relación política de
poder, donde unos seres humanos atentan contra las necesidades básicas
de otros. Es decir, cuando no hay respeto, no hay derechos humanos.
Y
desde esta perspectiva, el Túmin es una iniciativa donde los
participantes se empoderan ante un sistema económico impuesto que les
impide vivir de forma diferente, ejerciendo así sus derechos por la vía
de la acción directa. Se empoderan con la autonomía de la organización en nuevas formas de convivencia. (...)
Los
tumistas no están preocupados por las falsificaciones de la moneda que
aún no han sucedido. No obstante, desde el principio han tratado de
dificultarlo un poco con un sello, folio, marca de agua, tamaños no
convencionales, a la vez que se imprime en una imprenta con papel que no
se encuentra en cualquier papelería.
"La confianza inherente del proyecto evita que los socios caigan en
esas prácticas; sería más probable que lo falsificara gente que no sea
socia.
Sin embargo, pienso que no lo hacen porque, en primer lugar, no
creen en el Túmin, no creen que sea válido o que pueda prosperar; si
creyeran, pienso que preferirían participar como lo hacen los demás
socios, pues la filosofía y el concepto del proyecto resultan mucho más
valiosos y atrayentes que cualquier cantidad de Túmin.
En segundo lugar,
no verán atractivo que sólo se reciba en un 10%, pues quienes no son
socios desconocen quiénes lo reciben en mayores porcentajes y hasta en
un 100%. Desde luego, a medida que la confianza y los porcentajes de
aceptación van aumentando, puede ser más tentador falsificarlo.
Y en
tercer lugar, nadie iría a la cárcel por ello, pero sí serían
denunciados públicamente mediante nuestros propios medios de difusión en
cuanto sean descubiertos los falsificadores.
De cualquier manera, hemos
previsto que si un tumin falso llega a las manos de alguien,
simplemente se le cambia por uno bueno; y si está bien hecho, a lo mejor
lo resellamos y lo volvemos a meter en circulación, ahorrándonos la
impresión". Está claro que en el túmin saben aprovechar los recursos.
Tras cinco años de andadura los tumistas siguen con su rebeldía
monetaria, ya que es un proyecto polémico en sí mismo y esto genera
discusión y análisis entre la gente, y por ende consciencia del sistema
financiero mundial y de la economía solidaria que emerge como una
alternativa.
Tal y como concluye Soto, las dificultades y barreras a
superar son numerosos: "Sigue siendo difícil, pues tenemos un sistema en
contra muy fuerte, pero al menos todos saben de qué se trata y cada
quien va a aprendiendo a confiar y a ser solidario a su propio ritmo y
según sus propias capacidades. En suma, creo que sí han habido cambios
entre los socios, y aún entre el público que nos observa. Es un reto
para todos", ( 27 de enero de 2016, El salmón contracorriente, Genoveva López Morales
)
No hay comentarios:
Publicar un comentario