22/3/16

Durante la época de Hoover el FBI se convirtió en un Estado dentro del Estado. Era un repugnante cotilla más propio del estalinismo que de una democracia, pero... sobrevivió a 6 presidentes

"Cuando en 2005 se desclasificó -por salud democrática- parte de los archivos oficiales del FBI, se descubrió algo que todo el mundo sospechaba. Ni más ni menos que durante la época de Hoover la oficina federal de investigación se había convertido en un Estado dentro del Estado.

Hoover, como se sabe, y a través del proyecto COINTELPRO (acrónimo de Programa de Contrainteligencia, por sus siglas en inglés), ordenó a algunos de sus agentes del FBI investigar de forma ilegal a organizaciones como los Panteras Negras o el Ku Klux Klan, pero también a movimientos a favor de derechos civiles o grupos de activistas contra la guerra de Vietnam. Hollywood, que también fue víctima del espionaje, ha dado cuenta de sus fechorías en numerosas ocasiones.

En la página web del FBI todavía se recuerda la importancia histórica que tuvo la desclasificación de 17.000 folios incluidos en 65 archivos que el propio Hoover custodiaba personalmente. El antiguo ‘héroe americano’, junto a su inseparable Clyde Tolson, se había convertido, en realidad, en el ojo que todo lo ve. 

En un repugnante cotilla más propio del estalinismo que de una democracia como la estadounidense. Algo que explica que sobreviviera a seis presidentes. Nunca la democracia americana había caído tan bajo. Un auténtico descenso a los infiernos.

Los archivos, clasificados bajo el enigmático título ‘Official & Confidential’, son un compendio de las tropelías del indecente Hoover, que, como el propio FBI reconoce, contenían ‘información sensible’ que se filtraba de forma interesada y torticera. Y que podía liquidar carreras y reputaciones. 

Se trataba, sin duda, de un material de primera mano y de alto valor -incluyendo aspectos íntimos- que algunos congresistas y senadores utilizaron de forma inmoral en las comisiones de investigación parlamentarias para atacar al adversario. O, incluso, influir de forma decisiva en la acción de Gobierno.

Sólo dos personas tenían acceso al material Hoover. Él mismo y su leal secretaria Helen Gandy. Pero como reconoció el propio FBI durante la presentación de los papeles hace ahora algo más de una década: “Ahora también usted tendrá acceso…. (...)"            (Carlos Sánchez, El Confidencial, 13/03/16)

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