"Donald Trump está ganando las primarias republicanas presidenciales a
tal velocidad que parece tener muchas posibilidades de convertirse en
el próximo candidato republicano a la presidencia y tal vez en el
próximo presidente.
Los demócratas no alcanzan a comprender por qué está
ganando —y tan cómodamente— e incluso hay muchos republicanos que no le
consideran republicano y tratan de detenerlo, pero no saben cómo. Hay
varias teorías: la gente está enfadada y él da voz a ese enfado.
La
gente no cree mucho en el Congreso y quieren a alguien que no se dedique
a la carrera política. Puede que ambas teorías sean ciertas. Pero, ¿por
qué? ¿Cuáles son los pormenores? ¿Y por qué Trump?
Mucha gente está perpleja. Trump parece haber salido de la nada. Su postura ante muchos asuntos no encaja en un patrón común.
Le gusta la Planificación Familiar, la Seguridad Social y el
Medicare (programa estadounidense de asistencia médica para mayores de
65 años), que no son los típicos postulados republicanos.
Los
republicanos odian el derecho de expropiación (el paso de propiedades
privadas a manos del gobierno) y adoran el Acuerdo Transpacífico (TPP),
sin embargo Trump opina exactamente lo contrario en ambos casos.
No es
religioso y desprecia las prácticas religiosas, no obstante los
evangélicos (es decir, los evangélicos de raza blanca) le adoran. Cree
que las aseguradoras médicas y las empresas farmacéuticas, así como los
contratistas militares, obtienen demasiados beneficios y quiere que eso
cambie. Insulta a los grupos de votantes mayoritarios, p. ej., los
latinoamericanos, cuando la mayoría de los republicanos intentan
cortejarlos. Quiere deportar a 11 millones de inmigrantes sin papeles y
cree que es capaz. Quiere impedir que ningún musulmán entre en el país.
¿Qué está ocurriendo?
La respuesta requiere el análisis de algunos antecedentes que, hasta la fecha, los medios de comunicación no han abordado.
Algunos antecedentes…
Trabajo en ciencia cognitiva y del cerebro. En la década de 1990 me
propuse responder a una pregunta relativa a mi ámbito de trabajo: ¿hasta
qué punto son coherentes las diversas posturas políticas de
conservadores y progresistas?
En el caso del conservadurismo: ¿cómo se
conjuga estar en contra del aborto con estar a favor de la pertenencia
de armas?, ¿qué tiene que ver la pertenencia de armas con negar la
realidad del calentamiento global?, ¿cómo encaja estar en contra de la
injerencia del estado con querer unas fuerzas armadas más potentes?,
¿cómo se puede ser provida y defender la pena de muerte? Los
progresistas opinan exactamente lo contrario. ¿Cómo encajan las
opiniones de ambas ideologías?
La respuesta surgió al comprender que tendemos a entender la nación
metafóricamente desde el punto de vista de la familia: tenemos padres fundadores. Enviamos a nuestros hijos e hijas a la guerra.
Tenemos seguridad de la patria.
Las visiones del mundo conservador y progresista que dividen nuestro
país se pueden entender más fácilmente si nos basamos en las formas
morales de ver el mundo que se sintetizan en dos formas muy diferentes
de vida familiar: la familia de Progenitores Educadores (progresista) y
la familia de Padre Estricto (conservadora).
¿Qué relación tienen los asuntos sociales y la política con la
familia? En primer lugar nos gobiernan nuestras familias y, de este
modo, crecemos comprendiendo las instituciones que nos gobiernan según
los sistemas de gobierno de las familias.
En la familia de padre estricto, el padre sabe qué es lo mejor. Él
distingue lo que está bien de lo que está mal y es la máxima autoridad
que se asegura de que sus hijos y su esposa hacen lo que él dice, que
todos ellos asumen como lo correcto.
Muchas esposas conservadoras
aceptan esta forma de ver la vida, defienden la autoridad del padre y
son estrictas en esos terrenos de la vida familiar que están a su cargo.
Cuando los hijos desobedecen, el deber moral del padre es castigarlos
con suficiente dureza de modo que, para evitar el castigo le obedecerán
(harán lo correcto) y no harán únicamente lo que les gusta.
Se supone
que a través de la disciplina física se hacen disciplinados, fuertes por
dentro y capaces para prosperar en el mundo de fuera. ¿Y si no
prosperan? Significa que no son disciplinados, y por lo tanto no son
capaces de ser morales y merecen su pobreza. Este razonamiento se
manifiesta en la política conservadora, en la que los pobres están
considerados vagos e indignos y los ricos merecedores de su riqueza.
La
responsabilidad se interpreta, de este modo, como una responsabilidad personal y
no como una responsabilidad social. En lo que te conviertes solo
depende de ti; la sociedad no tiene nada que ver en ello. Eres
responsable de ti mismo, no de los demás —que son responsables de sí
mismos.
Ganar e insultar
Tal y como dijo el legendario entrenador de los Green Bay Packers,
Vince Lombardi: “Ganar no lo es todo. Es lo único”. En un mundo
gobernado por la responsabilidad personal y la disciplina ganan los que
merecen ganar. ¿Por qué Donald Trump insulta despiadadamente en público a
otros candidatos y a líderes políticos?
Es sencillo, porque sabe que
puede ganar en un concurso de insultos en un plató de televisión. Ante
los estrictos ojos de un conservador eso lo convierte en un magnífico
candidato ganador que merece ser un candidato ganador. La carrera
electoral se considera una batalla. Los insultos que calan se consideran
victorias —victorias merecidas.
Analicemos la declaración de Trump de que John McCain no es un héroe
de guerra. El razonamiento: McCain fue derribado. Los héroes son
ganadores. Vencen a los chicos malos. No son derribados. Aquellos que
son derribados, apalizados y metidos en una jaula son perdedores, no
ganadores.
La jerarquía moral
La lógica del padre estricto va más lejos. La idea básica es que
dicha autoridad está justificada por la moralidad (la versión del padre
estricto) y que, en un mundo bien organizado, debería haber (y
tradicionalmente ha habido) una jerarquía moral en la cual los que
tradicionalmente han dominado deberían dominar.
La jerarquía
es: Dios por encima del Hombre, el Hombre por encima de la Naturaleza,
Los Disciplinados (Fuertes) por encima de los Indisciplinados (Débiles),
Los Ricos por encima de los Pobres, los Patronos por encima de los
Empleados, los Adultos por encima de los Niños, la cultura de Occidente
por encima de otras culturas, Nuestro País por encima de otros países.
La jerarquía se extiende a: los Hombres por encima de las mujeres, los
Blancos por encima de los que No son blancos, los Cristianos por encima
de los que no son cristianos, Los Heterosexuales por encima de los Gais.
Estas tendencias se observan en la mayoría de los candidatos
republicanos a la presidencia, así como en Trump y, en general, las
políticas conservadoras derivan de la forma de ver el mundo del padre
estricto y de esta jerarquía.
Las formas morales de ver la vida basadas en la familia provocan
opiniones encontradas. Puesto que la gente quiere verse a sí misma
haciendo lo correcto y no lo incorrecto, las visiones morales de la vida
tienden a ser parte de la autodefinición —quién eres de verdad. Y, de
este modo, tu forma moral de ver el mundo te define cómo debería ser el
mundo. Cuando no es así, puede llegar la frustración y el enfado.
Hay cierta flexibilidad en la visión de la vida del padre estricto y
hay variaciones importantes. La mayor división se halla entre (1)
cristianos evangélicos blancos, (2) conservadores liberales partidarios
del libre mercado y (3) conservadores pragmáticos que no están ligados a
ninguna creencia evangélica.
Evangélicos blancos
Aquellos blancos que tienen una personal visión del mundo del padre
estricto y que son religiosos tienden hacia la cristiandad evangélica,
puesto que Dios, según esta religión, es el Máximo Padre Estricto: si
sigues Sus mandamientos, vas al cielo; si desafías Sus mandamientos,
ardes en el infierno por toda la eternidad. Si eres un pecador y quieres
ir al cielo, puedes “volver a nacer” declarando tu lealtad al escoger a
Su hijo, Jesucristo, como tu Salvador personal.
Dicho modelo de religión es natural para los que creen en la
moralidad de padre estricto. Los cristianos evangélicos acuden a la
iglesia porque son conservadores; no son conservadores porque estaban
por casualidad en una iglesia evangélica, aunque pueden haber crecido
con ambas cosas.
El cristianismo evangélico gira alrededor de la vida familiar. Por
consiguiente, hay organizaciones como Focus on the Family y una
referencia constante a los “valores familiares”, que son los valores
evangélicos del padre estricto. Según la moralidad del padre estricto,
es el padre quien controla la sexualidad y la reproducción. Donde la
iglesia tiene control político, hay leyes que exigen la notificación
paterna y conyugal en caso de una propuesta de aborto.
Los evangélicos están muy organizados políticamente y ejercen control
sobre una gran cantidad de carreras políticas locales. De este modo,
los candidatos republicanos generalmente tienen que avenirse con los
evangélicos si quieren ser candidatos y ganar las elecciones locales.
Conservadores pragmáticos
Los conservadores pragmáticos, por otra parte, pueden no tener
ninguna inclinación religiosa. En su lugar, puede que se preocupen
principalmente por su propia autoridad personal, no por la autoridad de
la Iglesia, ni de Cristo, ni de Dios.
Quieren ser padres estrictos en
sus propios dominios, con autoridad principalmente sobre sus propias
vidas. De este modo, una persona conservadora, joven y soltera —hombre o
mujer—puede querer mantener relaciones sexuales sin preocuparse por el
matrimonio.
Puede que necesite acceso a la contracepción, consejos sobre
enfermedades de transmisión sexual, información sobre el cáncer del
cuello del útero, etcétera. Y si una chica o una mujer se quedan
embarazadas y no hay posibilidad o deseo de contraer matrimonio, puede
que sea necesario practicar un aborto.
Trump es el conservador pragmático por excelencia. Y sabe que hay
muchos votantes republicanos como él en su pragmatismo. Hay una razón
por la que le gusta la Planificación Familiar. Hay montones de
conservadores pragmáticos, jóvenes, solteros (e incluso casados) que
pueden necesitar lo que la Planificación familiar ofrece —de forma
barata y confidencial.
De un modo similar, los conservadores pragmáticos jóvenes o de
mediana edad quieren maximizar su salud. No quieren agobiarse con la
carga económica de cuidar de sus padres. La Seguridad Social y el
Medicare les relevan de la mayoría de dichas responsabilidades. Esta es
la razón por la que Trump quiere mantener la Seguridad Social y el
Medicare.
Partidarios del libre mercado y del laissez-faire
Las políticas conservadoras de la clase dirigente no solo las ha
configurado el poder político de las iglesias evangélicas de blancos,
sino también el poder político de aquellos que buscan mercados libres
que permitan un laissez-faire al máximo, donde la gente
adinerada y las corporaciones establecen las reglas del mercado a su
favor con una regulación e imposición estatales mínimas.
No ven los
impuestos como una inversión en recursos que ofrece el Estado a todos
los ciudadanos, sino como si el gobierno les quitara sus ganancias (su
propiedad privada) y les diera el dinero a aquellos que no se lo merecen
a través de programas estatales. Este es el origen que determina las
ideas de los republicanos en contra de los impuestos y a favor de la
disminución del papel del gobierno.
Este conservadurismo está bastante
contento con la externalización para aumentar los beneficios enviando la
fabricación y muchos servicios al extranjero donde la mano de obra es
barata, con la consecuencia de que los empleos bien remunerados
abandonan América y los sueldos bajan. Puesto que dependen de
importaciones baratas, no estarían a favor de la imposición de aranceles
elevados.
Sin embargo, Donald Trump no está en un negocio que fabrique
productos en el extranjero que se importan aquí aumentándolos el precio
para obtener un margen de beneficios. Como promotor inmobiliario
construye hoteles, casinos, edificios de oficinas, campos de golf. Puede
construirlos en el extranjero con mano de obra barata, pero no los
importa.
Por otra parte, reconoce que la mayoría de los propietarios de
pequeños negocios en América son más como él —negocios americanos como
tintorerías, pizzerías, cafeterías, fontaneros, ferreterías, jardineros,
contratistas, lavacoches y profesionales como arquitectos, abogados,
médicos y enfermeras--. Las tarifas altas no parecen un problema.
Muchos pequeños empresarios son conservadores pragmáticos. Les gusta
el poder del Estado cuando trabaja para ellos. Por ejemplo el derecho
de expropiación. Los representantes republicanos lo ven como un abuso
por parte del gobierno —el Estado que quita propiedad privada.
Sin
embargo, los promotores inmobiliarios conservadores como Trump dependen
de la expropiación para que las casas y pequeños negocios de las zonas
que quieren promover puedan ser confiscadas por el derecho de
expropiación por el bien de sus planes urbanísticos.
Lo único que tiene
que hacer es conseguir que los funcionarios locales le secunden, con
contribuciones de campaña y la promesa de un aumento de los impuestos
locales que ayudan a adquirir los derechos de expropiación pública.
Trump señala a Atlantic City, donde construyó su casino empleando el
derecho de expropiación pública para conseguir la propiedad.
Si los negocios tienen que pagar las prestaciones de asistencia
sanitaria de sus empleados, Trump querría que pagaran lo menos posible
para maximizar los beneficios de los negocios en general. Por lo tanto,
querría que las compañías de seguros de salud y las farmacéuticas cobren
lo menos posible.
Para aumentar la competencia querría que las
aseguradoras ofrecieran planes de ámbito nacional, evitando los
intercambios de seguros administrados por el estado según la Ley de
Protección de Pacientes y Asistencia Asequible (ACA). Los intercambios
existen para maximizar la cobertura sanitaria de los ciudadanos y ayudar
a que las personas con bajos ingresos estén cubiertas, más que para
aumentar los beneficios de los empresarios.
Trump, sin embargo, quiere
mantener la obligatoriedad de la ACA, ley que los representantes
conservadores odian puesto que la consideran una extralimitación del
gobierno, obligando a la gente a comprar un producto. Para Trump, sin
embargo, la obligatoriedad para los individuos aumenta los consorcios de
seguros y reduce los costes de los negocios.
Causalidad directa vs. causalidad sistémica
La causalidad directa lidia con un problema a través de la acción
directa. La causalidad sistémica reconoce que muchos problemas surgen
del sistema en el que se encuentran y deben afrontarse a través de la
causalidad sistémica. La causalidad sistémica tiene cuatro versiones:
una cadena de causas directas.
Las causas directas interrelacionadas (o
cadenas de causas directas). Ciclos de retroalimentación. Y causas
probabilísticas.
La causalidad sistémica en el calentamiento global
explica por qué el calentamiento global del Pacífico puede provocar
enormes tormentas de nieve en Washington DC: masas de moléculas de agua
sumamente cargadas de energía se evaporan sobre el Pacífico, vuelan
hacia el noreste y sobre el Polo Norte y llegan en invierno hasta la
costa este y partes de la región central de EE. UU. como masas de nieve.
La causalidad sistémica tiene cadenas de causas directas, causas
interrelacionadas, ciclos de retroalimentación, y causas probabilísticas
—a menudo combinadas.
La causalidad directa se entiende fácilmente y parece estar presente
en las gramáticas de todos los idiomas del mundo. La causalidad
sistémica es más compleja y no está presente en la gramática de ningún
idioma. Hay que aprendérsela.
La investigación empírica ha demostrado que los conservadores tienden
a razonar con la causalidad directa y que los progresistas tienen mucha
más facilidad para razonar con la causalidad sistémica. Se cree que la
razón, en el modelo del padre estricto, es que el padre espera que el
hijo o la esposa respondan directamente a una orden, y que una negativa
debe ser castigada lo más rápida y directamente posible.
Muchas de las propuestas políticas de Trump se expresan en términos de causalidad directa.
Hay una oleada de inmigrantes procedentes de México —construye un
muro para detenerlos. En el caso de todos los inmigrantes que han
entrado de forma ilegal, simplemente depórtalos —aunque haya 11 millones
trabajando en todos los sectores de la economía y viviendo por todo el
país.
El remedio para la violencia de las armas es tener un arma lista
para disparar al directamente al agresor. Para evitar que los puestos de
trabajo se vayan a Asia, donde la mano de obra es más baja y que los
artículos más baratos invadan el mercado de aquí, la solución es
directa: poner un arancel enorme en esos artículos para que sean más
caros que los productos fabricados aquí.
Para horrar dinero en productos
farmacéuticos, haz que el mayor consumidor —el gobierno— acepte ofertas
a los mejores precios. Si Isis está ganando dinero con el petróleo
iraquí, envía tropas de EE.UU. a Irak para lograr el control del
petróleo. Amenaza a los líderes de Isis asesinando a los miembros de sus
familias (aunque sea un crimen de guerra).
Para obtener información de
los sospechosos de ser terroristas, emplea simulacros de ahogamiento o
métodos de tortura aún peores. Si hay posibilidades de que algún
terrorista entre con los refugiados musulmanes, simplemente prohíbe a
todos los musulmanes la entrada al país. Todo esto es lógico para los
que piensan en términos de causalidad directa, pero no para aquellos que
ven las inmensas dificultades y las espantosas consecuencias de dichas
acciones debido a las complejidades de la causalidad sistémica.
Lo políticamente correcto
En América hay al menos decenas de millones de conservadores que
comparten la moralidad del padre estricto y su jerarquía moral. Muchos
de ellos son personas pobres o de clase media, y muchos son hombres
blancos que se consideran superiores a los inmigrantes, a los que no son
blancos, a las mujeres, a los que no son cristianos, a los gays —y a la
gente que depende de la asistencia pública.
En otras palabras, son lo
que los liberales llamarían “intolerantes”. Durante muchos años, dicha
intolerancia no era admisible públicamente, especialmente a medida que
llegaban más inmigrantes, a medida que el país era menos blanco, a
medida que más mujeres estudiaban y se integraban en el mundo laboral, y
a medida que los gays se hacían más visibles y se aceptaba el
matrimonio homosexual.
A medida que organizaciones liberales
antiintolerancia han proclamado alto y claro y han hecho de la
naturaleza nada americana de dicha intolerancia una cuestión publica,
los conservadores se han sentido cada vez más oprimidos por lo que ellos
llaman “lo políticamente correcto” —la presión pública contra sus
opiniones y contra lo que ellos consideran “libertad de expresión”.
Esto
se acentuó de un modo exagerado desde el 11 de septiembre, cuando los
sentimientos antimusulmanes se hicieron más intensos. La elección del
presidente Barack Hussein Obama provocó la indignación entre los
conservadores, y se negaron a considerarlo un americano legítimo (como
el movimiento birther), mucho menos una autoridad legítima,
especialmente cuando sus ideas liberales contradecían casi todo en lo
que creen como conservadores.
Donald Trump expresa en voz alta todo lo que siente —con fuerza,
hostilidad, enfado y sin vergüenza--. Lo único que tienen que hacer es
apoyar y votar a Trump y ni siquiera tienen que expresar sus opiniones
“políticamente incorrectas”, puesto que ya lo hace él por ellos y sus
victorias hacen que esas opiniones sean respetables.
Él es su campeón.
Él les proporciona un sentimiento de autorrespeto, autoridad y la
posibilidad de obtener poder.
Cuando oigas las palabras “políticamente correcto”, recuérdalo.
Los biconceptuales
No hay término medio en la política estadounidense. Hay moderados,
pero no existe la ideología del moderado, no hay una sola ideología con
la que estén de acuerdo todos los moderados. Un conservador moderado
tiene algunas posturas progresistas sobre ciertos asuntos, aunque varían
de una persona a otra.
De un modo similar, un progresista moderado
tiene algunas posturas conservadoras sobre ciertos asuntos, y de nuevo
varía de una persona a otra. En resumen, los moderados tienen ambas
visiones políticas, pero generalmente usa una de ellas. Estas dos formas
morales de ver el mundo en general se contradicen. ¿Cómo pueden residir
en el mismo cerebro al mismo tiempo?
Ambas se caracterizan en el cerebro por un circuito neuronal. Están
unidas por un circuito común: la inhibición mutua. Cuando uno se activa,
el otro se desactiva; cuando uno se fortalece, el otro se debilita.
¿Qué los activa o desactiva? El lenguaje que encaja en esa visión del
mundo activa esa forma de ver la vida, la fortalece, mientras que
desactiva la otra visión del mundo y la debilita. Cuanto más se debaten
las opiniones de Trump en los medios, más se activan y se fortalecen,
tanto en las mentes de los conservadores a ultranza como en las mentes
de los progresistas moderados.
Esto ocurre aunque estés atacando las opiniones de Trump. La razón es
que negar que hay un marco activa ese marco, como señalé en el libro ¡No pienses en un elefante! Da igual que estés promocionando o atacando a Trump, estás ayudando a Trump.
Un buen ejemplo de que Trump está ganando con biconceptuales
progresistas son ciertos trabajadores no sindicados. Muchos miembros de
los sindicatos son padres estrictos en casa o en sus vidas privadas.
Creen en “los valores familiares tradicionales” —una expresión clave
conservadora— y puede que se identifiquen con los ganadores.
¿Por qué Trump ha estado ganando en las primarias republicanas?
¡Fíjate en todos los grupos conservadores a los que les gusta!
El Partido Demócrata no se está tomando en serio muchas de las
razones por las que Trump recibe tanto apoyo, así como el alcance de ese
apoyo. Y los medios no están analizando muchas de las razones por las
que Trump recibe apoyo. Eso tiene que cambiar.
(George Lakoff, CTXT, 16/03/16, Traducción de Paloma Farré. El artículo original está publicado en el blog del autor.)
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