"Hace ya tiempo que se viene hablando (y constatando) la importante y
rápida reducción de precios que ha experimentado la electricidad
generada con fuentes renovables. También es una evidencia que, una vez
construidas, las instalaciones que utilizan el sol, el viento o el agua
son capaces de generar electricidad a un precio muy inferior al de las
que hacen lo mismo quemando combustibles.
ro también es
cierto que, para construir esas instalaciones, hace falta una fuerte
inversión, y durante mucho tiempo ha hecho falta un apoyo para que la
inversión en generación renovable fuese rentable.
Cuando una
central funciona, tiene que recuperar lo que costó construirla, más lo
que le cueste hacerla funcionar, más lo que le cueste el combustible,
más lo que le cueste deshacerse de sus residuos o emisiones. Estos dos
últimos conceptos solo afectan a las energías sucias, pero aún así, las
renovables necesitaron apoyo para poder competir, entre otras cosas,
porque contaminar ha sido y es demasiado barato.
Sin embargo,
quien quiera invertir ahora en una instalación de producción de energía,
se encuentra un panorama bien diferente. Un reciente estudio de carbon
tracker initiative (CTI) compara el coste de distintas instalaciones,
renovables y no renovables, para valorar la rentabilidad de una
inversión que se haga ahora.
Desde ahí, aseguran que «estamos en
un punto de inflexión y es una tendencia imparable en el sector de la
energía. La transición está en camino. Las inversiones en las renovables
dominarán el panorama en los próximos años».
Para hacer la
comparación, no solo hay que mirar todos los costes que hemos citado,
sino mirar además del coste presente, el coste que tendrá a lo largo de
la vida útil de la instalación. Es lo que se llama «coste normalizado de
la electricidad producida».
Y
con los datos de hoy y con las tendencias que se proyectan, los
resultados muestran que las instalaciones que utilizan el viento o el
sol son ya mucho más rentables para quien invierta en ellas que las que
utilizan el carbón o el gas. Sin necesidad de introducir ayudas. Y la diferencia se va agrandando con el tiempo.
Si además se considera lo que tendrá que ocurrir para poder cumplir lo comprometido en el acuerdo de parís,
es decir, que hay que limitar el calentamiento global a bien por debajo
de 2ºC (y hacer lo posible para que no supere 1,5 ºC), entonces la
diferencia a favor de las renovables es mayor aún.
Por ejemplo, en
2020 y contando el efecto de París, producir un megavatio-hora con
energía solar costará, según el estudio, unos 50 dólares, con eólica 44,
con gas 88 y con carbón 102.
El motivo es que las centrales de carbón o gas
van a funcionar cada vez menos horas, lo que las hace cada vez menos
rentables, ya que no pueden competir con las renovables más baratas. Y
según se apliquen las medidas derivadas de París, las renovables les seguirán restando horas de funcionamiento a las fósiles, haciéndolas menos rentables aún.
En la comparativa no se ha incluido la energía nuclear porque, ya hoy en día, es la forma de generación de electricidad
más cara, como muestra la gigantesca subvención (1.100 millones de
libras en un contrato blindado de 35 años) que ha aprobado el Reino
Unido para que un consorcio franco-chino les construya una única central
que como pronto funcionaría en 2023.
Cada vez más países se suman
a la carrera renovable, no por motivos altruistas, sino porque les
salen las cuentas. Ya va siendo hora de que también en España dejemos de
ser espectadores y nos pongamos de nuevo en movimiento, aunque solo sea
por lo que nos podemos ahorrar en costes energéticos." (Ecoportal, en Rebelión, 20/12/16)
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