"(...) Parece claro que ha llegado a España una ola que ya surfeaban otros países desarrollados; una que trae más conciencia del sufrimiento animal
y que apuesta por reducciones en su consumo; una a la que ya estaban
subidos científicos del clima, que vienen advirtiendo desde hace tiempo
de que si todo el mundo comiera carne al ritmo al que lo hacen las
poblaciones más privilegiadas el planeta colapsaría. (...)
Es un mensaje que en pleno agosto ha llegado a los hogares en forma de un informe del panel internacional de expertos
que asesoran a las Naciones Unidas sobre el cambio climático (IPCC)
alertando del enorme impacto que el sector de la alimentación tiene en
el calentamiento global: supone un 24% de las emisiones. Urgen a cambiar dietas con más protagonismo de frutas, verduras y legumbres, sin descuidar la lucha contra un desperdicio que provoca que casi un tercio de todos los alimentos que se producen acaben en la basura. (...)
Mientras, en los países en desarrollo muchas poblaciones más bien aspiran a comer algo de carne para luchar contra la desnutrición.
Salvador Calvet, profesor de ciencia animal en la Universitat Politècnica de València y coordinador de la Red Científica de Mitigación de Gases de Efecto Invernadero en el Sector Agroforestal,
lo ve así: “Es necesario cambiar, y no en un solo sector, sino en todos
los que contribuyen al calentamiento. Más que una acción concreta, es
el modo de vivir”. En este, incluye coger el coche a diario y comer más
carne de la que necesitamos. (...)
“Hay que analizar cada tipo de producción, las intensivas son muy criticadas, pero también muy eficientes.
Las ecológicas presentan ventajas, pero no necesariamente en términos
de emisiones”, matiza Calvet. De hecho, es frecuente que la producción
de alimentos con esta etiqueta aporten más gases por unidad, debido a su
menor eficiencia y una mayor necesidad de suelo, como han mostrado
varios estudios, recientemente uno publicado en la revista Nature Sustainability.
La ganadería también tiene algunas ventajas difíciles de medir: el pastoreo
desbroza el monte y reduce la virulencia de los incendios. “No se puede
reducir la medición a los eructos de las vacas”, resume el experto. (...)
“El actual modelo no es compatible con la crisis climática, más allá
del trato de los animales”. La organización lleva años proponiendo medidas parecidas a la que está discutiendo Alemania sobre gravar más a los productos cárnicos.
Pero no solo eso; piden también subir impuestos a las granjas
intensivas a la vez que se reducen a la agricultura, “especialmente de
proximidad”, en palabras de Duarte.
Aunque su prioridad es el bienestar animal, para la dirigente de
PACMA esta sensibilidad se entrelaza con las necesidades del planeta. “A
quienes les preocupa el sufrimiento de otros seres vivos les refuerza
en su decisión de dejar de comerlos la sostenibilidad, y viceversa”, resume la política. (...)
Sin necesidad de renunciar a la carne Rosa Díez Tagarro, portavoz de la Coordinadora Estatal Stop Ganadería Industrial,
apuesta por una reducción. “Pero no solo se trata de comer menos, sino
de sacar toda la ganadería industrial del plato y que la que se consuma
sea preferentemente agroecológica y siempre extensiva”, asevera. Su
organización denuncia que España vulnera el límite de emisión de
amoniaco debido a la proliferación de explotaciones de porcino
industrial y avícola.
“El amoniaco provoca la acidificación de los
ecosistemas y multiplica la creación de micropartículas en suspensión.
Además, su producto de degradación es el óxido nitroso, un gas de efecto
invernadero y mucho más potente que el CO2”, asegura.
El sector, sin embargo, contribuye menos al calentamiento global que
la media mundial. La agricultura es responsable directa del 11% de las
emisiones de gases de efecto invernadero en España, de los cuales algo
más de la mitad corresponde a la cría de animales y la gestión de sus
deyecciones, según datos de 2016 de la Agencia Europea de Medio
Ambiente. Está muy por debajo de los sectores de la energía y el transporte.
Un portavoz de la Asociación Nacional de Industrias de la Carne de España (ANICE) hace hincapié en que el cambio de modelo es general, no solo de su sector. Para Javier López, presidente de la asociación Provacuno,
el informe del IPCC no viene más que a recomendar una dieta similar a
la mediterránea. “Cuando hablan de reducir carne deben de estar mirando a
países como EE. UU.”, señala. (...)
Jesús Zamora Bonilla, profesor de Filosofía de la UNED, piensa todo lo
contrario. "Incluso para producir plantas hay que matar a millones de
animales, porque utilizando el suelo se quita su medio de vida. Tenemos
que elegir quitar la vida a unos cuantos millones o unos pocos más. Pero
vamos a ser genocidas de animales hagamos lo que hagamos", opina.
Asume
que el animalismo es más popular hoy que hace años, pero lo atribuye a
que vivimos en una sociedad con una relación diferente con otros seres
vivos. "Antes estábamos acostumbrados a utilizarlos. Ahora es posible
que el único contacto que tengamos con ellos sea con las mascotas. Las
ideas están muy sometidas a la moda, no me atrevería a apostar si en el
futuro va a continuar esta o va a ser distinta", concluye." (Pablo Linde, El País, 11/08/19)
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